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domingo, 26 de agosto de 2012

Los cuentos y el aprendizaje de los valores

Los valores

Son los principios, actitudes y sentimientos que rigen aquella escala ética y moral que el individuo posee a la hora de actuar y que esta estrechamente relacionada con la educación que hemos recibido

Los cuentos

En los cuentos se pueden promover infinidad de valores, casi existe un cuento para cada cosa: amor, compromiso, generosidad, lealtad, amistad, esfuerzo, superación, sinceridad, respeto, perdón, gratitud, honradez, tolerancia y un larguísimo etcétera.
Existen numerosas opiniones  que hablan de los beneficios que tienen los cuentos, no sólo en la formación y educación del niño, sino en la vida familiar.  La mayor ventaja educativa, sin duda, es la capacidad que tiene un cuento de transmitir valores.  La mayoría de los valores más firmemente arraigados en nuestra propia personalidad nos llegaron  de la mano de algún cuento: los tres cerditos, nos enseñaron que hay que trabajar y la cigarra y la hormiga nos hicieron ver por que era mejor trabajar que ser un flojo.
Además de ser potentes herramientas de educación y enseñanza, los cuentos inventados y personalizados antes de dormir permiten establecer un nexo fortísimo con los niños. Cuando los personalizamos,  los niños se sienten verdaderamente especiales. Esa carga emotiva tan grande es otro importante factor que facilita la memorización y asimilación de lo enseñado en esos cuentos. 
Los cuentos estimulan la reflexión infantil, el niño se mete en la piel del personaje y, según avanza en la lectura, aprende a tomar decisiones propias que vienen inspiradas por la moraleja más o menos explícita del cuento.
A través de los valores contrapuestos que presentan los cuentos, el niño aprende a elegir cuál es el que le será realmente útil para manejarse por la vida. Recuerdan a Pinocho cuándo es desobediente, o lo que les ocurre a las hermanastras de Cenicienta por caprichosas y mal educadas? Todos ellos, reciben un castigo, no del personaje bueno, que es bueno en toda ocasión, sino de la vida. La culpa es responsabilidad única del personaje que no actúa correctamente: las acciones tienen consecuencias. El niño aprende y asimila a través de los cuentos conductas y actitudes que hace suyas porque han partido de su propia reflexión, no de lecciones impuestas o situaciones irreflexivas.

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